En febrero finalizó la poda de los olivos de nuestra reserva
Tras la época de recolección y aprovechando el frío que mantiene los árboles en estado de latencia el invierno es el momento adecuado para llevar a cabo la poda del olivo.
La poda del olivo es una tarea de suma importancia en el mantenimiento de un olivar. Mediante la realización correcta de esta práctica incidimos directamente en diversos factores a tener en cuenta en el cultivo de este árbol.
La poda permite paliar en cierta medida el carácter vecero de estos árboles, obteniéndose producciones más regulares a lo largo de los años al mantenerse el equilibrio fisiológico entre la actividad vegetativa y la productiva. Del mismo modo, la eliminación de ramas viejas, secas o enfermas con escaso flujo de savia fortalece a las ramas jóvenes más fuertes y productivas. Esta práctica favorece también la lucha contra algunas enfermedades y parásitos que empiezan a desarrollarse sobre zonas viejas del árbol o ramas muertas.
La poda permite organizar el crecimiento del árbol, haciendo más sencilla la futura recolección y evitando el crecimiento de ramas cruzadas que a la larga acabaran dando problemas. También mejoramos la iluminación y aireación en la copa del árbol, realizándose así mejor la fotosíntesis.
Retoques menores y la eliminación de varetas pueden realizarse anualmente aunque solo cada 2 o 3 años se realizan talas de grandes ramas.
Como subproducto de la poda, se obtiene leña, uno de los mejores combustibles ya que es una de las maderas con mayor poder calorífico.